Todos hablan de los algoritmos, pero pocos saben lo que son
Foto: Mauricio Moreno / Archivo EL TIEMPO
Lo que leemos al abrir Facebook depende de un algoritmo; también, la ruta que traza Waze para llegar en el menor tiempo posible a un punto y Amazon al sugerir productos con base en clics y compras anteriores.
Estamos en un mundo donde muchas de las acciones cotidianas dependen de un algoritmo, un concepto que se ha vuelto imprescindible, del que todos hablan pero que muy pocos entienden.
“La definición más simple de algoritmo es que es una secuencia de reglas que toman datos de entradas y los transforman en datos de salidas”, dice Jorge Pérez, investigador del Instituto Milenio de los Fundamentos de los Datos y académico de la Universidad de Chile. Un ejemplo de la vida cotidiana es una receta de cocina. A partir de ciertos elementos (los ingredientes), se realiza un procedimiento (la preparación) que da un resultado (una torta de limón). En este caso, el conjunto de instrucciones es un algoritmo.
La definición más simple de algoritmo es que es una secuencia de reglas que toman datos de entradas y los transforman en datos de salidas
Jorge Pérez
“Los algoritmos se diseñan para resolver problemas. Optimizar tu trayecto al dejar a tu hijo y tu señora en las mañanas es un algoritmo que vas mejorando con el tiempo. Lo que hay que tener claro es que para un mismo problema puede haber varias soluciones, unas mejores que las otras y que son probadas en la realidad. Y eso pasa constantemente con los algoritmos”, dice Jorge Pavez, jefe de Innovación y Desarrollo de la Universidad Mayor.
El tema se ha vuelto candente con la inteligencia artificial y el aprendizaje de máquinas. “Pero hay que tener claro que los algoritmos no piensan, solo se ejecutan para que sigan las instrucciones. Turing, el padre de la computación, ya decía que no tenía lógica hablar de máquinas inteligentes, sino de máquinas que emulan el actuar de seres inteligentes”, dice Pérez.
Con información de: El Tiempo